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Ralph Towner
Diary
ECM - 1974
Imaginemos un diario personal.
Un diario en el que registrásemos toda nuestra vida.
Aunque hoy parecería una antigualla pasada de moda; ese diario existe.
Más allá de nosotros mismos.
Es algo inmenso, ingobernable y decididamente temible.
Pero es también algo de lo que podemos disfrutar.
Imaginemos ese diario como un océano.
Ralph Towner es un músico distinto.
Para imaginar ese diario y crear este disco tuvo que recurrir a la guitarra y el piano, dos instrumentos que como Egberto Gismonti domina con una maestría y talento innatos.
Especialista en climas y resonancias que nos revuelven hacia una intimidad profunda.
Pocas veces he tenido la oportunidad de escuchar a un guitarrista con tantos matices y cuyo pulso preciso trabaja en el plano de lo poco común y la máxima sensibilidad.
Clásico y moderno, antiguo y futurista, Towner tiene un corazón gigante que se puede escuchar.
Un diario en el que registrásemos toda nuestra vida.
Aunque hoy parecería una antigualla pasada de moda; ese diario existe.
Más allá de nosotros mismos.
Es algo inmenso, ingobernable y decididamente temible.
Pero es también algo de lo que podemos disfrutar.
Imaginemos ese diario como un océano.
Ralph Towner es un músico distinto.
Para imaginar ese diario y crear este disco tuvo que recurrir a la guitarra y el piano, dos instrumentos que como Egberto Gismonti domina con una maestría y talento innatos.
Especialista en climas y resonancias que nos revuelven hacia una intimidad profunda.
Pocas veces he tenido la oportunidad de escuchar a un guitarrista con tantos matices y cuyo pulso preciso trabaja en el plano de lo poco común y la máxima sensibilidad.
Clásico y moderno, antiguo y futurista, Towner tiene un corazón gigante que se puede escuchar.
Personal:
Ralph Towner: guitarra de 12 cuerdas y guitarra clásica, piano, gongs.
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Con el piano termina de convencernos, porque ni Glenn Gould podría hacerlo mejor.
Vaya homenaje.
Voy a hablar de tres temas.
En el cuarto tema: "Icarus", se superponen piano y guitarra; un relato de las aventuras de Icaro y su padre bien representados por ambos instrumentos: coherencia y desmesura, sobriedad y exhuberancia de un mito.
El quinto track: "Mon enfant", conserva ese sabor de vivencias de las que sólo nosotros podemos hablar. Imágenes secretas de nuestro universo más personal,
Volvamos a escucharlo varias veces.
Toda la guitarra (ese instrumento tan difícil), nos susurra algo muy importante y simple.
Y por último; que ciertamente no es lo último ni mucho menos, la octava pista de este álbum escencial: "The silence of a candle", nos madruga.
Amanece antes que nosotros.
Nos demuele y vuelve a armar, pero mejores.
Dejo en los "iluminados" de la lista de tracks: "Mon enfant" y "The silence of a candle". Una de guitarra y una de piano, como seguramente leeremos en nuestros diarios a la hora del recuento.
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Tracks:
1. Dark Spirit
2. Entry in a diary
3. Images unseen
4. Icarus
5. Mon enfant
6. Odgen road
7. Erg
8. The silence of a candle
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